“Si se querer….educo bien”…esa es la clave, saber querer, que no es poco. La vida del hombre se resuelve en el juego de querer y ser querido, y es en esta dirección donde se proyecta toda su existencia. Los afectos son los verdaderos lazos que nos unen. La calidad de la vida del hombre se reduce en última instancia a la calidad de sus relaciones humanas, quien más quiere y más querido es se convierte en la persona más feliz. Es a querernos más y mejor a lo que debemos aspirar, aunque parezca una actitud un tanto altruista, pero si no apostamos por la utopía, corremos graves riesgos de caer en comportamientos inhumanos presididos por el poder o el dinero en lugar del cariño. Creo firmemente que la omisión ya es un pecado cuando se trata de hacer felices a los demás. La buena educación cuando mata la alegría de vivir no sólo es mala educación sino que es asesina. Quiero ir a lo esencial, que tratándose de relaciones humanas, sin duda es el cariño, manifestación suprema de nuestra consideración por los demás. Saber querer es un arte bello e infinito, siempre se puede hacer mejor, y nunca hay que dejar de intentarlo; primero tengo que quererme a mí misma porque uno no da lo que no tiene; necesitamos de alguna manera apropiarnos de nuestra propia vida, para sentirnos felices y contentos. Nuestra instalación en la existencia es la correcta desde el momento en que nos queremos a nosotros mismos y desde aquí la existencia de un hombre o de una mujer se convierte en una aventura impulsada por la alegría de vivir. Sin autoestima no hay nadie que haga nada, ni consigo mismo ni con los demás. Cuando el corazón está contento hasta las tareas más arduas se realizan y las situaciones más complicadas encuentran una solución fácil. En cambio si el corazón se atrinchera tras el muro de la propia frustración entonces todo está perdido, porque el hombre se deshumaniza y en el mejor de los casos únicamente responde a la propuesta del deber, pero tanta tensión termina haciéndola frágil y más tarde o más temprano se rompe, se hace añicos. La autoestima vivifica la vida de los seres humanos, la llena de entusiasmo y de alegría, hace agradable el esfuerzo y es causa de emociones y vivencias insuperables, únicas. Entusiasmarse con la propia y sentir el cariño de los otros no es un acto de debilidad narcisista, sino una afirmación, un reconocimiento de la hermosura de vivir.
Creo que la educación más necesaria y la más importante es la educación afectiva. Ésta, no es sólo capaz de ser educada, sino que en gran parte es modelada a través de la educación. Cualquier persona en su recorrido biográfico, especialmente en sus vivencias personales, va formando su forma de sentir, y en este trayecto su afectividad corre el peligro de ser distorsionada por factores extraños a su propia realidad personal, y entonces surge necesariamente el trauma, que tal vez, le acompañará toda su vida, porque la afectividad es muy frágil y de muy difícil recomposición.
Es posible a través de la educación desarrollar la afectividad despertando en el niño el amor a la belleza, dándole a la vez los conocimientos suficientes para poder descubrir. También es muy importante que pueda manifestar tranquilamente sus sentimientos y emociones, así como desarrollar la ternura.
En esta educación de la afectividad juega un papel muy importante la LECTURA, porque ésta sugiere al joven lector todo un universo de vibraciones interiores que enriquecen en gran manera su afectividad. Todos sabemos que hay libros que marcan para siempre, porque cuando los leímos nos abrieron horizontes insospechados, casi infinitos de hermosura, sin ellos no nos reconoceríamos porque habríamos perdido la luz que había dado profundidad a nuestra existencia. Entender es muy importante para que el mundo que nos rodea no se nos manifieste hostil, pero querer lo es aún más, porque sin los afectos la vida se convierte en un desierto insufrible: de ahí la necesidad de todo un aprendizaje muy significativo de verdad, para aprender a Amar y ser Amados.
(…Miguel-Ángel Martí….filósofo y cabecera de mi cama).
Precioso.
ResponderEliminar